INCREÍBLE CINISMO DE LA EX PRENSA
MILITANTE Y EL RECUERDO DE LA DESAPARECIDA FM IDENTIDAD, UN AÑO DESPUÉS DE SU
ABRUPTO CIERRE
El 11 de diciembre, la ex
Presidenta de todos y todas publicó en su facebook que esperaba una Argentina
“sin censuras, sin represión, espero una Argentina más libre que nunca porque
la libertad de que hemos gozado los argentinos, y esto no es una concesión, por
favor, esto es el derecho del pueblo a expresarse a favor y en contra de cada
gobierno, porque esa es la esencia de la democracia”. Después de inventar
cualquier excusa para no estar presente en la asunción de Mauricio Macri,
Cristina volvió al sur tratando de convertirse en reina de la oposición.
Devenida en calabaza encabeza una increíble campaña de resistencia a vaya saber
qué cuyo objetivo es la victimización. Por ese sendero, los panelistas de 678,
exigieron libertad a las nuevas autoridades de los medios públicos y
deambularon por los canales de televisión quejándose de persecución, censura y
de una campaña para “deteriorar la imagen de la Presidenta Kirchner” según
Edgardo Mocca.
Es increíble como los supuestos
colegas que callaron cuando se cerraban radios y se silenciaron voces, apelan a
la libertad de expresión cuando hace 6 años que, sistemáticamente, son la única
voz de la verdad desde los medios públicos. La pelea de fondo, más allá de los
discursos, es un contrato millonario por $2.455.111,30 por mes y un plus
adicional por las cuatro emisiones de los domingos por $533.952. Una suma
considerablemente alta para los 2 puntos de promedio que tiene el programa
producido por Diego Gvirtz en el que el canal estatal pone, además, los costos
de “los fierros”. La suma anual supera los 35 millones de pesos más las ganancias
por pautas publicitarias –en su gran mayoría oficiales y de organismos
públicos-. Un negocio redondo para un programa de propaganda basado en el
archivo.
Otro gran negocio del
kirchnerismo fue apelar a la pluralidad de voces mientras callaban a un sector
considerable del periodismo argentino. Esta semana se cumple un año de la
desaparición de FM Identidad. Recuerdo que Martín Sabbatella, titular del
AFSCA, apeló a su cinismo para hablar del tema. Dijo que no se trataba de una
transferencia –pues hacerlo en su totalidad implicaba un delito- sino que la
radio cambiaba su nombre por el de Vorterix. Casualmente, en pocas horas, la
programación de la radio periodística con un fuerte contenido de programas
opositores al kirchnerismo, fue reemplazada por los programas de Mario
Pergolini y compañía. Vorterix aumentó, sin autorización previa, su potencia
mientras el ex niño rebelde les mentía a sus oyentes al decir que no existía
ninguna ilegalidad y que desconocía lo que pasaba con los trabajadores de FM
Identidad que quedaban en la calle. A los de FM Identidad nadie les dio una
explicación. Sabbatella, el funcionario que está atornillado a su cargo se
justificó: “No podemos meternos en los contenidos”. 12 meses después, Marcelo
Gioffre, abogado de los periodistas de la extinta radio, explica a Perfil.com
que “se han iniciado los juicios y el proceso de contestación de demanda a
Vorterix, Zirma SA –firma del vendedor- y a Jorge Cassino”. Éste último explicó
cómo y cuándo censuraría mi programa, Ahora es Nuestra la Ciudad, al aire y con
total impunidad.
La noche en que no me dejaron
ingresar a la radio, estuvimos cinco horas en la comisaría cercana a Florida
955 –donde funcionaba FM Identidad- junto con los periodistas Silvina Márquez,
José Stella, Flavio Meli y Sebastián Turtora realizando la denuncia
correspondiente por discriminación. El periodismo autodenominado militante miró
para otro lado. Estaban acostumbrados al silencio y al cinismo del falso
pluralismo. Festejaban los chistes del ex jefe de gabinete, Jorge Capitanich,
que un día rompía un diario y al siguiente llamaba “marmota” a un colega de
Clarín en un fabuloso juego de palabras con Fernando Carnota. Justificaban
despidos de C5N como el de Débora Plager o demonizaban a Juan Miceli sólo por
preguntar y “hacerle el juego a la corporación mediática”. A Juan Pablo Suárez,
detenido en Santiago del Estero 10 días por sedición- lo ignoraban al igual que
al cierre de FM News de Río Gallegos o el apriete a Germán Sasso para que
rebelase sus fuentes en Bahía Blanca. Es que quemar una radio en Formosa no
implicaba un ataque a la libertad de expresión, según afirmaba descaradamente
otra "colega" que vivió las mieles de la "década ganada"
Fueron 4580 días en que muchos se
acostumbraron a que un grupo de barras bravas vinculados al ex lopezrreguista,
Adrián Amodio, –devenido en ultra K- podía voltear una antena para sumarle
potencia a su Radio “Cooperativa” y no pasaría nada. Tampoco si limpiaban de un
plumazo a Gabriel Levinas y, cuando no, a mi programa porque “el 2011 es para
recaudar y ustedes no tienen padrino político”. Eran días en que las listas
negras existían así también como las blancas y Fernando Braga Menéndez admitía
en radio que le llevaba a la Presidenta “la lista de los 40 tipos que hablan
sistemáticamente mal de Cristina todos los días”. Eran años en que la AFIP le
caía al Diario Hoy por investigar a Ricardo Echegaray o que las cuentas
oficiales de las redes sociales de los principales funcionarios y organismos
públicos bloqueaban a ciudadanos por pensar distinto y expresarlo.
Fueron los 4580 días en que
trabajadores de Telam denunciaron “persecución política, gremial y laboral” y
en que una orquesta de Radio y Televisión Argentina fue despedida por pedir,
simplemente, mejores condiciones de trabajo. El gobierno que denunciaba el
trabajo en negro del sector agrario tercerizaba como nadie. Víctor Hugo Morales
intentaba convencer al aire, a la delegada de la orquesta, que la víctima era
el empleador. Eran años en que los padres llevaban a sus hijos a escupir las
fotografías de los rostros de las figuras del periodismo “corporativo” y
“antipatria” y en que Hebe de Bonafini enjuiciaba al periodismo cómplice de la
dictadura. Lo hacía mientras evitaba dar explicaciones en la justicia por la
megaestafa a los trabajadores que se quitó de un plumazo de Sueños Compartidos.
María Luján Batallán, ex
conductora de FM Identidad, recuerda que “el traspaso de la radio nunca quedó
claro y Sabbatella fue cómplice”. Ese 2014, Gustavo Mura se presentó dos veces
en el Congreso de la Nación a denunciar censura. Lo echaron de C5N y después se
quedó sin aire en FM Identidad. Entre risas, le dijo a Perfil.com “es como que
te quiten el tubo de oxígeno a 300 metros de profundidad, te ahogás, te sentís
impotente". Así fueron los 4580 días en que el kirchnerismo ignoró la
censura.
(*) Especial para Perfil.com |
Twitter: @luisgasulla
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