A modo de editoral
YUYALES EN LAS TUMBAS SON EL MARCO
DEL DETERIORO
El cementerio local desde hace años es centro de críticas
de deudos y visitantes por lo que representan los yuyos por todos lados, la
falta de agua, sin una atención orientativa, y con nada de empleados que poco deben soportar estar en
ese lugar.
Detrás de cada lugar abandonado existe una historia que
explica su condición.
Esas historias permanecen, como la mayor parte de las
veces, envueltas en rumores que exigen indagar a fondo, para alcanzar la
“verdad”. No siempre ese objetivo se consigue.
No es fácil saber ni interpretar qué lleva a un estado echar al abandono
un cementerio, lugar donde descansan pobladores y vecinos que pisaron este
suelo.
El cementerio local desde hace años es centro de críticas
de deudos y visitantes por lo que representan los yuyos por todos lados, la
falta de agua, sin una atención orientativa, y con nada de empleados que poco deben soportar estar en
ese lugar.
Es, en definitiva, el cementerio un escenario donde lo
único que se ve es la recolonización de la naturaleza con el más firme presagio,
la suciedad y la basura ganarán por tanto abandono.
Sin humanos no hay historia. Y sin personas vivas que atiendan el lugar de los muertos,
tampoco.
El cementerio de El Bolsón forma parte de uno de esos
lugares abandonados que se reconvierten en geografías del olvido.
La historia, entonces, queda confinada al desparpajo de
lo sucio.
El aspecto que presenta hoy con tantas visitas que,
además de quejarse por la pena del deterioro y el abandono, toman el solar como
un gran objeto contenedor del residual y el desperdicio que queda esparcido
como dato de presencia humana en el lugar.
El deterioro no respeta a ninguna institución. Las cosas
“pasan” y se echan a perder. Se extravían o abandonan y los lugares abandonados
permiten digerir con más naturalidad el sentido de las decadencias.
Angel Morales #Limite42
----------------------opina, comunícate con limite 42------------------http://www.limite42.com/p/comunicate.html