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EL ESCUDERO K Y CRUZADO BOLIVARIANO TRASMITIÓ SIN PERMISO A
BOCA JRS. EN TOKIO 2000
Víctor Hugo Morales también
deberá resarcir a Cablevisión. Así lo confirmó la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Comercial de la Capital Federal al corregir el fallo de
primera instancia del juez Fernando Saravia que lo exculpaba de responsabilidad
en la transmisión de prepo por parte de Canal 7 (entonces ATC) de buena parte
del partido entre Boca y el Real Madrid por la Copa Intercontinental jugado el
28 de noviembre de 2000 en Tokio.
Las imágenes se vieron en el
transcurso del programa Desayuno, que conducía el relator uruguayo. Cablevisión
había pagado al club Boca Juniors, entonces presidido por Mauricio Macri,
1.068.687 dólares por la comercialización exclusiva de la transmisión de ese
partido.
En 2013, el productor de ese
programa, Eduardo Metzger, apeló el fallo que lo condenaba a pagar 800.000
pesos (unos 3 millones, sumados los intereses).
Es que, después de años de
chapear con la proeza de haberle birlado gran parte de ese partido a CV para
pasarlo por la TV Pública, los abogados le aconsejaron a Morales bajar el
perfil y alegar que él sólo había recibido órdenes. La estrategia le dio
resultado al periodista y fue exculpado en primera instancia. Pero ahora el
tribunal superior acaba de sumarlo a los otros codemandados de manera
"concurrente".
Cuando estos hechos sucedieron,
Cablevisión no era del Grupo Clarín, que compró esa empresa seis años más
tarde. A partir de ese momento, el odio obsesivo del relator charrúa hacia el
holding, y en particular a CV, se acentuó.
Paradojas de la vida: Víctor Hugo
Morales, quien en los últimos años se convirtió en un cruzado del progresismo
bolivariano, quiso alegar "obediencia debida" en el expediente, como
que sólo había sido un empleado dócil que nada tuvo que ver con lo sucedido
aquel día. Para desgracia del uruguayo, sobran los videos y las notas donde
desde entonces se ha jactado de esa travesura. Ahora el tribunal superior le
dice que aun habiendo sido sólo un empleado sin voz ni voto "la obediencia
debida como causa de eximición de responsabilidad no puede ser invocada" y
agrega que "el deber de obediencia en una democracia no es ilimitado ni
ciego". Apunta, para que quede más claro, que "una orden del patrón,
empleador o comitente no justifica en modo alguno la comisión de un acto
ilícito por parte del empleado o dependiente".
En el caso de Víctor Hugo Morales
la situación se complica más por ser el "autor intelectual" de la
ocurrencia, con la que se ha promocionado desde entonces en varias ocasiones.
El expediente da cuenta
puntillosamente de cómo fueron los hechos aquel día: al arrancar la edición de
Desayuno de 28 de noviembre de 2000, a las 7 de la mañana, cuando el partido
aún no había comenzado, Morales anunció a la audiencia que iban a poder mirarlo
"de refilón" por esa pantalla. A las 7.15 se vio el primer gol de
Boca, pero ya no en el monitor que estaba detrás del conductor, sino en primer
plano, con la respectiva repetición y los festejos. Cinco minutos más tarde
llegó el segundo tanto del equipo argentino y el procedimiento fue el mismo.
"Vamos a seguir viendo el partido continuamente", informó al aire el
locutor. Lo que al principio pareció un tímido uso de las imágenes generadas
por Cablevisión fue cediendo a un usufructo cada vez más desinhibido a media
pantalla y, en menor medida, a pantalla completa.
Cuando Cablevisión inició la
demanda, tanto el canal como la empresa productora de Desayuno, el magazine de
noticias que conducía Víctor Hugo en aquella época, alegaron que habían
mostrado algunas imágenes sólo a título informativo. La Cámara alega que esa
necesidad se podía cubrir con un máximo de tres minutos de imágenes de ese
encuentro deportivo, pero que lo que sucedió ese día "excedió cualquier
otra utilización razonablemente proporcionada al fin informativo que se
pretendía alcanzar", ya que fue "mucho más que un breve
extracto". Se emitieron exactamente 76 minutos de ese partido.
Los doctores Pablo Heredia,
Gerardo Vassallo, Juan José Dieuzeide y Julio Passarón, integrantes de la
Cámara que revisó el fallo, lo criticaron severamente por ser
"autocontradictorio" precisamente a la hora de juzgar la conducta de
Morales "después de haber destacado la participación protagónica que tuvo
en los hechos", ya que "conocía la ilegalidad del acto, supo con
anticipación su ocurrencia, avaló su comisión y alentó al televidente a ver las
imágenes ilícitamente captadas".
Apuntan los jueces de la Sala D
de la Cámara de Apelaciones que "Morales obtuvo un usufructo personal
directo en cuanto a su imagen e indirecto en término de ganancias para sus
empleadores".
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